No siempre tiene que tratarse de una hernia discal cuando un perro se queda paralizado de repente por un movimiento. No es infrecuente que la causa sea un infarto medular, también llamado embolia fibrocartilaginosa. Es una enfermedad degenerativa y traumática de la columna vertebral, más frecuente en perros grandes y normalmente sin dolor. A diferencia de la hernia discal, el infarto medular suele afectar a cuadrúpedos jóvenes o de mediana edad. La edad media es de 6 años.
Por razones que aún no se han explicado, el material degenerado del disco intervertebral se desprende y se introduce en un vaso sanguíneo que irriga la médula espinal. Como consecuencia, el vaso se obstruye y parte de la médula espinal queda aislada del riego sanguíneo y muere. Se produce una hemorragia. El infarto puede producirse en cualquier punto de la médula espinal. En consecuencia, los déficits neurológicos pueden variar. Así, el perro puede estar paralizado «sólo» de las patas traseras, así como mostrar parálisis de las cuatro extremidades.
Infarto de la médula espinal – diagnóstico
El diagnóstico de infarto medular se realiza en el procedimiento de exclusión. Para ello, deben excluirse enfermedades como el tumor medular, la mielopatía degenerativa, la hernia discal, los traumatismos, el síndrome de compresión de la cauda equina y el síndrome de Wobbler. Por tanto, un examen neurológico es de importancia elemental. No es posible un diagnóstico fiable mediante TC o RM. Especialmente en la fase muy aguda, una resonancia magnética puede incluso no mostrar absolutamente ningún síntoma.
Síntomas y evolución de la enfermedad del infarto medular
De forma repentina y casi siempre inexplicable, la parálisis aguda suele producirse por un movimiento. Afecta sobre todo a las zonas torácica y lumbar de la columna vertebral, y más raramente a la zona cervical. Se produce una pérdida de sensibilidad y también es posible la incontinencia urinaria y fecal.
En algo menos de la mitad de los casos, se señala un mayor esfuerzo físico en las horas previas. En las primeras horas tras el infarto, el perro puede tener dolor y puede producirse un mayor deterioro. Después, el estado suele permanecer estable y el perro ya no siente dolor.
En el caso de un infarto leve, los déficits neurológicos pueden mejorar por sí solos en los primeros 1-2 días. Según la parte de la médula espinal afectada por el infarto, pueden remitir todos los síntomas. Sin embargo, la parálisis también puede permanecer.
Opciones de tratamiento del infarto medular
El tratamiento rápido de un infarto medular es muy importante. Cuanto antes trates al perro, mayores serán las probabilidades de que los síntomas de la parálisis desaparezcan por completo. Por regla general, el tratamiento se lleva a cabo con antiinflamatorios y analgésicos, sobre todo en la fase aguda.
Además, es elementalmente importante que el paciente reciba tratamiento fisioterapéutico lo antes posible.
En el próximo artículo, aprenderás cómo ayudar a tu perro con la fisioterapia para el infarto med ular y obtendrás útiles consejos de comportamiento.
Te deseo lo mejor, tu Tina
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